lunes, 3 de abril de 2017

TRISTÁN E ISEO O LA EMBRIAGUEZ DE AMOR



"Tristán e Isolda compartiendo la poción", John William Waterhouse, 1916
La historia de Tristán e Iseo, una de las más famosas historias de amor que tiene Occidente. Si alguien quisiera contar en pocas líneas la trama tal vez diría: dos jóvenes beben por error un bebedizo mágico y secreto que los liga de tal manera que no les importa, a partir de ese  momento, esfuerzo, dolor o mentira, e incluso arriesgarse al deshonor y la penuria si van a estar juntos. Es decir, en el centro de la historia de estos amantes se en­cuentra ese brebaje enigmático que, más que unir a dos seres, los hace dependientes, con una necesidad enfermiza, del otro.

Brebaje amoroso por excelencia, este filtro ha sufrido diversas inter­pretaciones, algunos autores lo tratan como el verdadero origen de la pasión que une a Tristán e Iseo, otros lo consideran únicamente el detonador de su amor. La diferencia de interpretación ha sido raíz de discusiones sobre la validez de la calificación de "cortés" para algunos de los textos de la histo­ria y, probablemente, sea el elemento que continúa manteniendo viva la leyenda.

 
"Tristán e Iseult", par Maitre Luce, siglo XV


Esta historia esxquisita "de amor y muerte" (De Rougemont, dixit) se conserva en varios textos medievales que pertenecen a diferentes épocas y tradiciones. Es uso generalizado dividir los Tristanes en dos grandes grupos que se han llamado "versión común" y "versión cortés". A la llamada "versión común", o "versión de juglares", pertenecen, entre otros,  trabajos como el de Beroul y Eilhart, la llamada Folie de Berna, los episodios que aparecen en Le donnei des amants, y se ha dicho que los distintos textos del roman en prosa. Estas obras son considera­das como aquellas que más fielmente conservan rasgos arcaicos de la historia, las que mejor reflejan el verdadero sentido de la materia tristaniana y aquellas que han trasmitido con mayor fidelidad el conflicto y la trama originales.

La "versión cortés" de la historia se encuentra representada, sobre todo, por el texto de Thomas y los que derivan de él: la Tristrams Saga noruega, el Tristan und Isolt de Gottfried von Strassburg, la Folie de Oxford y el inglés Sir Tristem. Tales escritos se distinguen por la atención que prestan a la vida interior del personaje, el análisis psicológico de las acciones que (en Thomas y Gottfried sobre todo) produce momentos de verdadero lirismo.



Así, una de las diferencias más notables entre las dos tradiciones, la "común" y la "cortés", es el tratamiento del filtro, que en la primera tiene un límite en su duración establecida (tres años en Béroul y cuatro en Eilhart), y en la segunda, ilimita­da. Los amantes de Béroul -que repetidamente excusan su pasión apoyándose en el poder de ese bebedizo que le ha robado la voluntad y los coloca en medio de situaciones penosas: " Señores, ya lo habéis oído, el vino que bebieron fue la causa de lo que sufrieron tanto durante largo tiempo”-, contrastan fuertemente con los persona­jes de la "versión cortés", sobre todo los de Gottfried, que, aun sabiendo que su pasión procede del filtro, se lanzan a consumar su amor en la muerte, sin intentar justificar la elección que constituye la acep­tación de su destino. Cuando Marc reconoce la fuerza de su amor y los despide de la corte: “Tristán y su señora Isolda se inclinaron con tristeza comedi­da, con tibio dolor de corazón, ambos ante el rey, su señor, y después ante los miembros de la corte. Los dos fieles compañeros se cogieron rápidamente de la mano y salieron afuera” (trad. de Bernad Diez, p. 316)

Así, no obstante que los valores del mundo cortés no dejan lugar para el derecho natural de ese eros violento e ilógico que parece dominar la historia celta, en la consumación de ese amor trágico, al ser reconocido como acto volitivo, puede encontrarse la más audaz declaración del derecho del individuo a amar por encima de cualquier conveniencia y también la más controvertida crítica a esos valores corteses.

Mientras que en los textos de la versión común el fieltro es una excusa para la pasión que arrolla las convenciones sociales, en las obras de la versión cortés la tragedia se idealiza y profundiza merced a la pintura sicológica, en la que se ahonda en las dudas y debates del amor y la lealtad y que convierten la vida de los amantes y sus cónyuges en un continuo tormento. En la versión cortés de Tristán e Iseo se hace la verdadera historia de "amor y muerte" de la que habla Denis de Rougemont, en la que se exalta el amor‑pasión en su sentido más elevado; una pasión a la vez trágica y que procede de la voluntad, simbolizada por el filtro, pero que sólo puede conducir a la muerte.

Filtro por antonomasia, el loverdrinz, el tranc von minnen, es el brebaje fatal que hunde a quien lo toma en una embria­guez amorosa im­posible de disipar. En la Folie de Oxford se dice: “Es verdad, ebrio estoy a causa de una bebida” y “Bebimos de la misma copa: vos bebisteis y yo bebí. Ebrio he estado desde entonces. Mala borrachera ha sido que me ha costado tan cara”.



Este loverdrinz, creación de la madre de Iseo, la reina de Irlanda, es también el símbolo de la fatali­dad del amor; posee la fuerza pasional que ciega a los amantes y la fuerza psíquica que los nutre de recursos. Es vinz herbé, vino y yerbas, pero yerbas recogidas a la hora propicia y mezcladas con el debido arte, "... estaba pensada y escogida con tanta inteligen­cia" (G. de Strasburgo, p. 229) que en lugar de ser un vino inocuo era capaz de hacer "que cualquiera que la bebiera en unión con otra persona, sintiera lo que sintiera por ésta, la amaría por encima de todas las cosas, sucediéndole a ella lo mismo." (p. 229)

Siendo así, estando ebrios los amantes, ¿puede entonces existir amor cortés? Quizás no, pero, sea cual sea el papel del filtro, causa que disculpa los crímenes, mera excusa o símbolo, es el corazón de la leyenda. El filtro amoroso, que bien podría corresponder al geis celta aparece en todos los textos de la materia, y debe ser parte muy importante en toda interpretación que se pretenda sobre esta historia. El papel del loverdrinz  es el de ser a la vez elíxir de vida y veneno de olvido, filtro de amor y muerte; beberlo es beber la fuerza suficiente para desear y el olvido necesario para trai­cionar.



Gracias al filtro, la pasión de Tristán e Iseo es un desafío a las leyes del mundo cortés, tan es así que la muerte de los protagonistas se dibuja como una victoria de ese mundo sobre el amor anarquista; pero con el surgimiento, sobre sus tumbas, de las plantas que perpetúan la imagen de los amantes, se convierte en un símbolo del poder del amor. Utilizan­do este motivo folclórico que aparece en distintas baladas y romances se crea una hermosa alegoría del amor más poderoso que la muerte. 

"Tristán e Isolda", Herbert Draper

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